El domingo día 20, falleció Moisés Sancho Gimeno.
Estoy seguro de que muchos de vosotros estáis pensando en este momento el absurdo de la vida, posiblemente también muchos os habéis revelado diciendo “No hay derecho, que es injusto”.
La muerte de un ser querido, y además joven, impacta en lo más profundo de nuestro ser y remueve las fibras más sensibles de nuestra memoria.Cerca de cincuenta años conviviendo en Santa Anastasia, de relación humana cobra plena actualidad y reviven en el recuerdo detalles, gestos, frases y actitudes que, aunque remueven la herida de su desaparición, suavizan al mismo tiempo el vacío de su ausencia.
Ayer mismo comentaba con un grupo de amigos de Moisés, estas cosas, es cierto que todos estábamos afectados profundamente y recordábamos muchas cosas, tus quintos: Mariano “Gerjón”, Alejandro “Pantalones”, Rafael “Cariperro”. José Parral, Angel Abadía, Román “El Castejonero”, José Luis “El fraile”, Paco Chueca, José “Mangas”, José “Melenas”, Antonio Recaj, Angel “Clavel”…y alguno que puede quedar en el olvido. Tu llegada a Santa, cuando la Señora Antonia, tu madre, iba por el pueblo en busca de chicos, para que fuesen tus amigos, porque decía que eras muy vergonzoso. El año pasado, cuando me comentabas historias para el libro y orgullosamente me decías “Jesús, ya estoy jubilado, ahora al huerto y a disfrutar de los nietos”.
Ultimamente compartimos, cenas, comidas, despedidas, la llegada de tus tres nietos…….Inés, Patricia y Samuel.
El domingo por la noche en el tanatorio, la opinión era casi unánime: Esta vida es una mentira… no tiene sentido…es un absurdo….pensamos que no hay nada que se nos resista, que somos los dueños de todo, lo doloroso y triste, es que tienen que llegar estos momentos, al día siguiente nos damos cuenta de que la vida si que tiene sentido, que no es un absurdo y debemos de continuar hacia delante.
Mari Nieves, Moises, Cristina, Inés, Javi, Inés, Patricia y Samuel. Moisés padre, Antonio, Angelines…. recordar a Moisés, como un hombre trabajador y serio, especialmente estos últimos meses, donde en ningún momento escuchasteis por su parte ni una sola palabra de reproche o queja, los que quedáis y fuisteis tan cercanos a él os quedáis con su recuerdo. Como escribía bellamente Bonhoefer, aquel gran cristiano de confesión luterana que padeció y murió en los campos de exterminio nazis
“No hay nada que pueda sustituir la ausencia de una persona querida; ni siquiera hemos de intentarlo. Hemos de soportar sencillamente la separación y resistir. Al principio eso parece muy duro, pero, al mismo tiempo, es un gran consuelo. Porque al quedar el vacío sin llenar nos sirve de nexo de unión.
No es cierto que Dios es quien llena este vacío. Dios no lo llena sino que, precisamente, lo mantiene vacío, con lo cual nos ayuda a conservar- aunque con dolor- nuestra unión con el que se ha ido. Por otra parte, cuanto más hermosos y ricos son los recuerdos, más fuerte resulta la separación y más permanente se hace su memoria”.
Moisés, descansa en paz y…. hasta luego.
Estoy seguro de que muchos de vosotros estáis pensando en este momento el absurdo de la vida, posiblemente también muchos os habéis revelado diciendo “No hay derecho, que es injusto”.
La muerte de un ser querido, y además joven, impacta en lo más profundo de nuestro ser y remueve las fibras más sensibles de nuestra memoria.Cerca de cincuenta años conviviendo en Santa Anastasia, de relación humana cobra plena actualidad y reviven en el recuerdo detalles, gestos, frases y actitudes que, aunque remueven la herida de su desaparición, suavizan al mismo tiempo el vacío de su ausencia.
Ayer mismo comentaba con un grupo de amigos de Moisés, estas cosas, es cierto que todos estábamos afectados profundamente y recordábamos muchas cosas, tus quintos: Mariano “Gerjón”, Alejandro “Pantalones”, Rafael “Cariperro”. José Parral, Angel Abadía, Román “El Castejonero”, José Luis “El fraile”, Paco Chueca, José “Mangas”, José “Melenas”, Antonio Recaj, Angel “Clavel”…y alguno que puede quedar en el olvido. Tu llegada a Santa, cuando la Señora Antonia, tu madre, iba por el pueblo en busca de chicos, para que fuesen tus amigos, porque decía que eras muy vergonzoso. El año pasado, cuando me comentabas historias para el libro y orgullosamente me decías “Jesús, ya estoy jubilado, ahora al huerto y a disfrutar de los nietos”.
Ultimamente compartimos, cenas, comidas, despedidas, la llegada de tus tres nietos…….Inés, Patricia y Samuel.
El domingo por la noche en el tanatorio, la opinión era casi unánime: Esta vida es una mentira… no tiene sentido…es un absurdo….pensamos que no hay nada que se nos resista, que somos los dueños de todo, lo doloroso y triste, es que tienen que llegar estos momentos, al día siguiente nos damos cuenta de que la vida si que tiene sentido, que no es un absurdo y debemos de continuar hacia delante.
Mari Nieves, Moises, Cristina, Inés, Javi, Inés, Patricia y Samuel. Moisés padre, Antonio, Angelines…. recordar a Moisés, como un hombre trabajador y serio, especialmente estos últimos meses, donde en ningún momento escuchasteis por su parte ni una sola palabra de reproche o queja, los que quedáis y fuisteis tan cercanos a él os quedáis con su recuerdo. Como escribía bellamente Bonhoefer, aquel gran cristiano de confesión luterana que padeció y murió en los campos de exterminio nazis
“No hay nada que pueda sustituir la ausencia de una persona querida; ni siquiera hemos de intentarlo. Hemos de soportar sencillamente la separación y resistir. Al principio eso parece muy duro, pero, al mismo tiempo, es un gran consuelo. Porque al quedar el vacío sin llenar nos sirve de nexo de unión.
No es cierto que Dios es quien llena este vacío. Dios no lo llena sino que, precisamente, lo mantiene vacío, con lo cual nos ayuda a conservar- aunque con dolor- nuestra unión con el que se ha ido. Por otra parte, cuanto más hermosos y ricos son los recuerdos, más fuerte resulta la separación y más permanente se hace su memoria”.
Moisés, descansa en paz y…. hasta luego.
Gracias Jesús, por dar a conocer sucesos de Santa, los buenos, los menos buenos, veo que cada uno tiene cabida en tu blog.
ResponderEliminarAnimarte a continuar y no permitas que maten al mensajero, (me estoy refiriendo al tema de los pinos), alguién ha pretendido muy sibilinamente echarte a ti la culpa, como si tu fueses el que los mandó cortar.
Adios Moisés, bienvenida Adriana, y aunque correspondería en otra entrada FELIZ NAVIDAD a todos.