Nunca llegué a imaginar que este Blog, iba a servir para decir adiós a tanta gente querida y apreciada.
Estoy seguro, de que muchos de vosotros estáis pensando una vez más, el absurdo de la vida y posiblemente, en alguna ocasión, muschos os habéis rebelado contra Dios, diciendo que no hay derecho, que es injusto, él por qué una persona tan joven.....
Ayer por la tarde en el tanatorio, comentaba con un grupo de amigos de Elena todas estas dudas injustificadas. Estaban muy afectados, más bien diría que estaban profundamente afectados.
Me niego a asumir que la vida es un absurdo. La vida tiene sentido, pero la mayoría de las veces es el que nosotros le damos, y que muchas veces no llegamos a encontrar.
¡Que putada má gorda!, me comentó Luis entre sollozos.
Así fue como me vino a la memoria la llegada de Dª Elena, la nueva maestra a Santa Anastasia. Ese carácter bonachón de mujer de la montaña, amable con sus alumnas y después con sus alumnos. También recordé la llegada de Luis, su matrimonio, el nacimiento de sus hijos, el traslado a Zaragoza......pero ellos, siempre quisieron mantener su afecto a Santa Anastasia, manteniendo su vivienda, como compromiso para no perder el contacto con la gente de Santa, como denominaban Luis y Elena a nuestro pueblo.
Recuerdo la última conversación que mantuve con Elena, hace pocas semanas, ella iba dando sus habituales vueltas al pueblo:
- Jesús, en el libro, me has adelantado la boda 5 años.
- Error de imprenta, le contesté.
- ¡Que maravilla de libro!, me contestó ella.
Desde este Blog, y como no podía ser de otra forma, quiero compartir estos momentos de tanto dolor con todos los familiares y amigos de Elena, pero especialmente con Luis, Luisito, Santi, Miriam, Luis, Diego y Patricia.
Sé que, con su muerte, cada alumno y alumna, cada vecino y vecina, cada amigo y amiga van a ver desaparecer algo del pasado, algo de sus corazones porque ella era muy querida, respetada, admirada...en Santa Anastasia, porque siempre tenía unas palabras de ánimo, una sonrisa, un consuelo...
Conociendo a Elena, tengo la seguridad de que ahora nos diría, lo mismo que dijo Gabriel García Márquez:
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... no dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
El mañana no le está segurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oido lo mucho que que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles: Lo siento, perdóname por favor, gracias y todas las palabras de amor que conoces.
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