SALUDOS DESDE PEÑISCOLA

De la tranquilidad de Troncedo en el Pirineo, hemos pasado, a disfrutar del Mediterráneo en Peñíscola, ciudad turística por excelencia. Ambientes totalmente diferentes, del frescor del Pirineo aragonés, al calor de la costa.

Este viaje, lo comparto con las gemelas Pili y Carmen, y la familia de esta última al completo.

Sus calles estan que rebosan de gente, bullicio y animación; la mayoría buscan un hueco en sus playas donde poder combatir las altas temperaturas de este mes de agosto, tarea nada fácil, porque todos buscan la caricia de la suave brisa en primera línea del mar.

En nada se parece aquel Peñíscola que descubrimos en la excursión que realizamos desde Santa hace como unos cuarenta años.......al actual, pero no todo a cambiado, hay cosas que todavía siguen igual que hace cientos de años: Su casco histórico, su castillo, su bufador, sus cuestas.......y sobre todo su mar; limpio, tranquilo, siempre dispuesto a invitarte para que disfrutes de sus aguas con un agradable baño.

Ha crecido, quizá desmesuradamente, pero desde cualquier punto se divisa su Castillo, altivo y presumido, vijilando los movimientos que se producen a su alrededor, desde los tiempos de la dominación musulmana.

El material que utilizaron para hacer esta impresionante construcción defensiva, es la piedra. La técnica que se utiliza es la sillería que consiste en labrar la piedra en bloques de forma cuadrangular y colocarlos perfectamente alineados los unos encima de los otros, tomando diferentes formas, cuadradas o circulares, no sentían ningún temor, cuando los cañonazos golpeaban sus muros.

Alrededor de 1411 la Orden de Montesa cedió la fortaleza a Benedicto XIII, el Papa Luna, quien residió en ella desde 1415 hasta 1423, época en la que Peñíscola fue sede pontificia, y su castillo acondicionado para tal función. Con el fallecimiento del Papa Luna se cerró uno de los capítulos de mayor esplendor del castillo. En 1441 volvió a manos de la orden de Montesa y de nuevo a la corona.

En el año 1812, durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas lo conquistaron, perdiéndolo dos años más tarde. A partir de esta época, y especialmente tras las guerras Carlistas, su papel militar fue decreciendo rápidamente.

Quiero reseñar muy brevemente mi admiración por su bufador, en los días de temporal, cuentan los lugareños, que es impresionante ver cómo las olas pasan a la ciudad por el interior de una cueva, causando la admiración de quien lo contempla de cerca y con la sorpresa de tomar una ducha, que no esperan, al saltar las aguas por el agujero que se le ha dado el nombre de "Bufador".

No sorprende encontrarte a muchos ejeanos paseando por sus calles, bañándose en sus playas o cenando en alguna de sus terrazas, uno de los comentarios que más surge es: ¿Como preparáis las fiestas?, ya veremos, con esto de la crisis.....se hará lo que se pueda.

Mi próximo destino es Santa Anastasia, donde la semana próxima volveré a estar con mi familia y sus gentes, disfrutando de su hospitalidad.